A la hora de crear o ampliar los espacios en una protectora de perros la manera más habitual de hacerlo es mediante vallas, por eso es fundamental diseñarlas adecuadamente para velar por la seguridad y bienestar de los animales.
Antes de iniciar el proyecto es fundamental revisar bien las normativas a todos los niveles (municipales, provinciales, comunitarias y estatales). Dependiendo del tipo del suelo, su uso y su emplazamiento puede haber especificaciones que afecten al vallado, como la prohibición de usar malla que impida el paso de fauna.
Somos conscientes de las limitaciones tanto económicas como de personal de la mayoría de las protectoras. Aquí te ofrecemos recomendaciones generales, pero cada situación es única.
Que materiales usar para construir las vallas
Los tipos de vallas más habituales que solemos encontrar en las protectoras son las de obra, las de simple torsión y los paneles rígidos electrosoldados.
Las de obra, también llamadas móviles, son las más económicas, ya que su precio suele incluir los postes, y su montaje es sencillo. No obstante, presentan varios inconvenientes:

- Altura limitada: es difícil encontrarlas con una altura superior a 1,90 metros.
- Huecos grandes: los espacios entre las barras son generalmente amplios, lo que permite que los perros puedan pasar la cabeza. Por lo tanto, requieren refuerzos adicionales para ser seguras.
- Uniones débiles: las conexiones no suelen ser de alta calidad, aumentando la probabilidad de que se rompan con el tiempo.
Estas vallas pueden ser una solución adecuada para áreas donde los perros no tengan contacto visual con otros perros ni riesgos de escape.
Aunque inicialmente pueda parecer más barata, la malla de simple torsión requiere la compra adicional de postes y otros materiales.
Al elegir este tipo de malla, hay algunos aspectos cruciales a tener en cuenta:
- Tamaño del hueco: asegurarse de que los huecos sean lo suficientemente pequeños para evitar que los perros se lastimen o escapen.
- Diseño del perímetro: calcular cuántos postes serán necesarios para proporcionar la estabilidad adecuada.

Los paneles rígidos electrosoldados son las vallas de mayor calidad y resistencia. Su costo elevado impide su uso generalizado en todos los espacios de la protectora, por lo que se reservan habitualmente para los habitáculos donde duermen los perros.

Tanto para los paneles electrosoldados como para las vallas de obra es esencial evitar terminaciones puntiagudas en la parte inferior y superior para proteger a los animales de posibles heridas. Así mismo, buscar modelos en los que los huecos entre los alambres no permitan introducir patas o morros, lo que es más fácil en los paneles electrosoldados.
Cómo construir una valla en la protectora
Para instalar una valla en suelo de tierra, lo habitual en las protectoras, recomendamos excavar una zanja alrededor del perímetro para la cimentación de los postes. Rellenar la zanja con cemento añade estabilidad y evita que los perros excaven para escapar. Sabemos que es difícil por la escasez de recursos y personal pero, si es posible, construir un pequeño muro como base aumenta la altura y reduce la visibilidad no deseada.
Recomendaciones para aumentar la seguridad y prevención de fugas:
- Techo de malla: puede utilizarse malla anudada, pero hay que tener en cuenta que habrá que poner soportes que la sujeten.
- Soportes hacia el interior: barras unidas a los postes con malla adherida.
- Tubos móviles en la parte superior: aunque menos común en nuestro país, este sistema puede impedir que los perros escapen. Es importante valorar bien cada situación porque dependiendo de la altura el perro podría lesionarse. Sería una buena idea en casos extremos, en combinación de los soportes hacia el interior, como un extra de seguridad.
- En zonas donde haya que reforzar la seguridad para, por ejemplo, evitar que un perro pueda meter una pata, puede utilizarse malla fina anudada o electrosoldada (esta segunda es algo más cara). Si hay una donación de este material o la protectora puede permitírselo, recubrir las vallas de patios y perímetro exterior con este material, además de dar un extra de seguridad permitirá realizar reparaciones en las vallas con mayor seguridad, en caso de que se tengan que hacer con los perros presentes.
Es aconsejable que los accesos en patios y entrada principal cuenten con un sistema de doble puerta para mayor seguridad. Al planificar la valla, hay que considerar las ubicaciones y dimensiones necesarias para estas puertas.
Otras recomendaciones:
- La distancia y profundidad de los postes varía dependiendo del tipo de valla, la primera suele rondar los 2,5 metros, y la segunda los 40 cm. Recomendamos siempre consultar al vendedor.
- Si hay caída de agua o acumulaciones en esa zona hay que tenerlo en cuenta, es posible que la valla haga de tope para suciedad como hojas o ramas. Se pueden poner sistemas de drenaje en varios, con tubos de pvc, antes de echar el cemento.
- Lo ideal sería que existiera un pasillo entre la valla de los patios y la valla perimetral. Esto es casi una quimera dado a como se incrementan los costes y a las necesidades de espacio que hay; pero en el caso de que haya recursos y suficiente espacio, aportará mayor seguridad no sólo a la hora de que puedan escaparse perros, también evitando que personas ajenas a la protectora introduzcan sus manos o interactúen con los perros de los patios.
- Es importante revisar la valla para eliminar alambres sueltos que puedan causar heridas.
Problemas relacionados con la visibilidad en las vallas
Ver a través de las vallas puede impactar el bienestar de los perros. En áreas sin estímulos estresantes la visibilidad puede ofrecer enriquecimiento ambiental, y será positiva. Por ejemplo, un patio en el que la valla dé a un prado por donde no pase casi nadie.
Lo más habitual, sin embargo, es que a través de las vallas los perros vean cosas que les alteren, como a otros canes o gente.
Que a su llegada un perro no presente este tipo de problemas no quiere decir que no pueda desarrollarlos, ya sea por estrés, porque ya los tenía pero inhibidos o porque aprenda al observar a otros. Es algo que tiene muchos posibles efectos negativos:
- Aumento del estrés
Estar en una protectora hace inevitable cierto grado de estrés, por eso nuestros esfuerzos deben encaminarse a minimizar los factores que lo producen. El nerviosismo generalizado y todos los comportamientos que pueden aparecer en situaciones de ladridos en valla lo incrementarán (y no permitirá al perro descansar de forma adecuada). - Potenciación de los ladridos en valla
Este comportamiento tiende a reforzarse a sí mismo: cada vez que un perro ladra, aumenta la probabilidad de que lo haga de nuevo. Esto ocurre por dos razones principales: los disparos hormonales que se producen en ese momento y la percepción de que los ladridos “alejan” al estímulo (persona, otro perro, bicicleta, etc.), reforzando la conducta. Este hábito puede dificultar su adopción y su posterior integración en un nuevo hogar. - Redirecciones
Cuando dos o más perros están ladrando en la valla sus niveles de estrés se disparan y esto puede llevar a que dirijan marcajes hacia los perros que tienen alrededor. - Conflictos
Pueden surgir debido a redirecciones, colisiones accidentales durante carreras o intentos de un perro por controlar el nerviosismo de otro. Si estos incidentes se repiten, pueden escalar a conflictos graves entre los perros. - Persecución
La visibilidad de caminos o carreteras puede estimular a los perros a perseguir vehículos, bicicletas o personas que pasen. Este comportamiento repetitivo puede fijarse con el tiempo, causando problemas cuando el perro sea adoptado y lo reproduzca en su nuevo hogar. - Reactividad
Puede darse cuando de forma habitual hay perros que ladran a través de la valla, por ejemplo, cuando se saca a uno de paseo y pasa frente a la valla de otro patio. La reactividad se caracteriza por una escasa capacidad de gestión emocional, es decir, el perro ante la aparición de el otro perro estalla en un estado emocional alterado que impide gestionar de una forma calmada la situación. Nuevamente, cuánto más se repita, mayor será el problema. Es fácil que se reproduzca en su nuevo entorno una vez adoptado. - Hiperestimulación
Aunque muchas protectoras están ubicadas en áreas tranquilas, es importante considerar si los estímulos visuales a través de la valla impiden que los perros descansen adecuadamente. La constante alerta a estímulos externos puede evitar que los perros se relajen y recuperen.
Modificar la visibilidad para aumentar el bienestar de los perros
Lo ideal sería utilizar muros o materiales fijos como madera o paneles sólidos (ojo, nunca sujetos a la valla sin poner “aireadores”). Pero el precio de estos lo hace inviable para la mayoría de protectoras. Proponemos una lista de alternativas, pero ten en cuenta que el precio variará en función de la calidad:
- Malla de ocultación: es la más utilizada. Suele ser la más económica pero cuidado, hay de diferentes niveles de ocultación. Siempre transparentan algo, pero las hay que son inservibles. Como puntos positivos tiene que son fáciles de colocar y adaptar, son económicas y dejan pasar el aire, algo muy importante para evitar que con el viento se vuelque la valla.
- Brezo: con un precio más elevado, tienden a ocultar más que la malla. Sin embargo, es más difícil de colocar y recortar y aguanta peor en entornos con mucha lluvia y humedad.
- Seto artificial, hojas, y similares: suele tener buena ocultación pero el precio sube bastante. En climas con mucho viento, nieve y/o agua tiende a deteriorarse. Como punto negativo, los perros pueden morderlo más fácilmente y destrozarlo.
- Cañizo de pvc: sufre bastante con el sol directo y la humedad. Sumado a que para lograr una buena ocultación el precio sube, no suele ser la opción más recomendable.
Estos sistemas son inviables para muchas protectoras pero a menudo personas que renuevan los materiales de sus vallas, los tiran. Se puede hacer un llamamiento (especialmente de cara a la primavera/verano) pidiendo que en vez de tirarlo se done. A base de retales superpuestos podemos lograr que los perros estén más tranquilos.
Consideraciones a la hora de utilizar estos sistemas:
- Instalar por la parte exterior de la valla para evitar que los perros lo rompan. Si además se ha instalado una malla fina al otro lado de la valla, puede instalarse entre ambas para estar más protegida.
- Asegurar la circulación de aire para evitar que la valla se caiga con el viento.
- Evitar acumulaciones de agua en la base para prolongar la vida útil del material.
Puede resultar un inconveniente para las voluntarias de la protectora no ver lo que ocurre en los patios. En estos casos, la ocultación puede situarse sólo hasta cierta altura. No impedirá que algunos perros se pongan a dos patas para ver, pero reducirá significativamente los efectos secundarios. Otra opción es dejar una cara del patio sin cubrir, pero lo ideal sería tener esto en cuenta a la hora de diseñar el espacio de la protectora, para evitar, por ejemplo, que coincida con la zona de paso de los perros que salen a pasear.
Conclusiones
Difícilmente tendremos los recursos suficientes para hacerlo de la forma ideal, estas ideas sólo pretenden arrojar algo de luz y dar ideas para que entre todos mejoremos. También facilitar la labor a aquellas personas que están haciéndolo por primera vez.
Con un buen diseño de las vallas, evitaremos sustos en los que un perro pueda escaparse o tener un accidente. A su vez, velaremos por su bienestar y evitaremos futuros problemas de comportamiento.