Comportamiento en el que el perro ingiere excrementos, propios o de otros animales. Puede tener diversas causas, como una deficiencia nutricional, problemas digestivos, ansiedad, aburrimiento o una inadecuada gestión del entorno. Aunque resulte desagradable para las personas, no siempre indica un problema de salud, si bien conviene vigilarlo y, en caso necesario, consultar con un profesional para descartar motivos orgánicos o conductuales más profundos.
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