Protección de recursos en perros. ¿Qué es y cómo prevenirla?

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Perros que gruñen cuando alguien se acerca a su comida o al lugar donde están descansando, canes que huyen y se esconden después de haberse apoderado de algún objeto, peludos que no dejan a nadie acercarse a su familia…

La protección de recursos engloba una serie de comportamientos orientados a defender algo que para el perro es valioso. No es un problema en sí mismo. Es perfectamente natural que un perro gruña a otro que se le acerca mientras come. Si no mostrara este tipo de comunicación, no habría sobrevivido como especie. 

Sin embargo, en ciertas circunstancias, esta conducta puede desencadenar problemas de convivencia y seguridad tanto para el perro como para su entorno.

¿La protección de recursos en perros es un problema?

La protección de recursos es natural, pero puede convertirse en un problema en algunas situaciones:

  • Si la comunicación del perro tiene un nivel de intensidad que no es coherente con el contexto. Es normal que un perro nos gruña si tratamos de quitarle un trozo de comida de la boca pero será un problema si lo hace sólo por pasar a su lado. 
  • Cuando muestra comportamientos agresivos saltándose las señales comunicativas previas. Un ejemplo sería el perro que está con su juguete y ataca a otro can que pasa cerca -sin antes haber hecho señales de incomodidad como lamerse la trufa, girar la cabeza o bostezar.. 
  • Cuando protege cosas que no deberían tener valor para él o ella. Paredes, plásticos, cartones, etc.

¿Cuáles son los conflictos más habituales por protección de recursos en perros?

Muchas familias acuden a profesionales porque sus perros han marcado o incluso mordido cuando alguien se ha acercado al comedero del can. Puede ocurrir también con comida que han “robado”, con el saco de pienso o incluso con su cuenco aunque esté vacío. 

También ocurre que algunos canes protegen juguetes que son valiosos para ellos. Aquellos con los que más interacción tenemos o los que les gusta más mordisquear. También palos, piñas e incluso piedras, si se ha “jugado” mucho a lanzarlas.  

Otro de los conflictos habituales se da por espacios físicos. Los más problemáticos suelen ser el sofá o nuestra cama. El perro tiene la sensación de que vamos a echarle de ese sitio que le resulta tan cómodo. 

Hay canes que pueden intentar evitar que otros se acerquen a su familia. Nosotros somos especialmente valiosos para nuestros perros, les damos cariño, seguridad, alimento… sentir que nos pueden perder puede hacer que muestren este tipo de comportamientos. 

Aún así: tras estos comportamientos podría haber otras causas que no sean la protección de recursos, debe ser valorado por un profesional. 

Causas de la protección de recursos en perros

La base del problema es la expectativa de que otro individuo va a quitarle aquello que posee. Por eso el perro que sea más inseguro mostrará una mayor tendencia hacia la protección de recursos. 

Es habitual en canes que vienen de “granjas de cachorros” o de rehalas de cazadores. Los altos niveles de estrés de las madres junto con las malas condiciones en las que viven y crecen tienen múltiples efectos y uno de ellos es una mayor tendencia a la inseguridad. 

Es frecuente que los perros que vienen de granjas de cachorros o rehalas muestren protección de recursos. A menudo, desde edades tempranas, tienen que competir con sus hermanos por la comida.  

Otra situación clave que puede derivar en una protección de recursos es la integración del perro adoptado en su nuevo hogar. Descubrirá muchas cosas que quizá no había conocido: juguetes, colchones, comida de calidad, el cariño de su nueva familia… 

Es muy importante que no entremos en conflicto por esos “recursos” sino que le enseñemos que le vamos a respetar y dar su espacio. Si por ejemplo, está en el sofá y por alguna razón queremos que se baje, en vez de forzarle, le guiaremos con un trocito de comida,un juguete o llamándole para darle unos mimos. 

Pero quizás, la causa más frecuente de protección de recursos la podemos encontrar en los primeros meses de convivencia de la familia con el cachorro. El perro tiende a explorar el mundo con la boca. Velando por su seguridad, le quitamos cosas, enseñándole sin querer que no somos de fiar. Por suerte, evitar esto es sencillo: cuando el cachorro coja cosas que no son peligrosas para su salud (hojas, palos, papeles que no se puede tragar…) dejémosle que explore; en el resto de casos podemos intercambiarlo por un trocito de comida o un juguete.  

Por último debemos poner especial cuidado en las relaciones sociales de nuestro peludo. Cuando a un perro otro can le quita cosas (su comida, palos, pelotas, espacios de descanso…) posiblemente se acabe creando un problema de protección de recursos. 

Señales de que puede estar formándose una protección de recursos

Si vemos determinadas señales debemos actuar rápido para evitar que aparezca el problema: 

Cuando te acercas mientras tiene algo de comida:

  • Se pone tenso, inmóvil y abre mucho los ojos.
  • Orienta el hocico fijo hacia su comida mientras te mira de reojo.
  • Se aleja de ti de forma apresurada.
  • Buscar lugares resguardados como debajo de la cama o de un mueble. 

Con espacios como el sofá, la cama o su colchoneta:

  • Hace un leve quejido cuando te sientas junto a él.
  • Se tensa cuando te acercas.

Con otros perros:

  • Echa a otros perros cuando se acercan a ti, empujándoles.
  • Se pone tenso cuando tiene algo como un palo o similar y se acerca en la distancia otro perro. 

Con juguetes u otros objetos:

  • Los coge y se los lleva a parte, generalmente en lugares donde te es difícil acceder. 
  • Huye de ti cuando tiene algo en la boca.

Algunos consejos sobre perros y protección de recursos

  • Si tu can le da mucho valor a un juguete sin llegar a protegerlo, puedes aumentar el número de los potenciales recursos poniendo varios iguales siempre a su disposición para que deje de ver ese objeto como único y especial. Por ejemplo, si le gusta mucho un mordedor, puedes ponerle varios iguales repartidos por toda la casa. 
  • No le persigas si coge algo, intenta intercambiarlo por otra cosa. Por ejemplo, si coge una zapatilla, puedes ofrecerle un mordedor. Mientras juegas con él, sin que se de cuenta, coge la zapatilla y ponla a buen recaudo. 
  • Evita dejar cosas que pueda coger a su alcance. Como comida, papeles, ropa… 
  • Si puedes evitarlo, no le quites cosas de la boca. En todo caso, intercámbialo por comida o un juguete. Nunca le regañes, no entenderá nada, sólo que das miedo. 
  • Proporciónale una cama propia cómoda y apartada del lugar de paso si ves que le molesta que se sienten junto a él mientras descansa. 
  • Ofrécele masticables o juguetes interactivos con comida y siéntate a una distancia en que se sienta cómodo sin hacer nada. Si se va a comerlo a otra parte, déjale a su aire. 
  • Respeta su lenguaje: si muestra señales de incomodidad, dale espacio. De  lo contrario aprenderá que no funcionan y tendrá que intensificar su lenguaje. Por ejemplo, pasará de congelarse, señal con la que el perro dice que se siente incómodo o asustado, a gruñir. 
  • Practica los juegos de intercambio con mordedores, si le gustan. Todo es sustituible, que aprenda que él saldrá ganando en el trueque.
  • Contacta con un profesional. Cuando un perro tiene un problema de protección de recursos es fácil que tienda a ir a peor. Sin embargo, con unas buenas pautas, se podrá revertir la situación y que tu can vuelva a confiar en tí. 

Conclusiones

  • La protección de recursos es algo natural en los canes, preocúpate solo si ves que su reacción está fuera de contexto.
  • Las reacciones para proteger un recurso pueden ir dirigidas a un humano de la familia, a un desconocido o a otro perro que piense que le puede quitar aquello que valora.
  • Presta atención a las primeras etapas de cachorro de tu can, así como si es un perro recién adoptado que ha pasado por situaciones difíciles para conseguir comida en el pasado.
  • Estate atento a las señales que pueda manifestar mientras come, descansa o si se muestra más protector de la cuenta con algún humano de su entorno.
  • Hay errores que debes evitar como: quitarle cosas de la boca, meter la mano en su comedero, regañarle o perseguirlo cuando coge algo que no debe. 
  • Ayuda a tu can a gestionar la protección de recursos a través de juegos de intercambio, dándole espacio o proporcionándole lugares apartados y cómodos para descansar. 
  • Acude a un profesional ante cualquier duda de comportamiento que no veas claro.

Mitos

Lo primero es que debemos de dejar de entender el gruñido como “algo malo”. Es comunicación, ni más ni menos. Un perro que gruñe está mostrando su incomodidad ante una situación. Si ignoramos ese gruñido, estaremos diciéndole que no le vale de nada expresarse y no le dejaremos más opción que aumentar la intensidad, pudiendo marcarnos con  los dientes. Debemos analizar por qué el perro se siente incómodo y trabajar por recobrar la confianza.  

Es fácil ver vídeos en redes sociales cachorros comiendo a toda velocidad del mismo recipiente. No es buena idea, así se fomenta la competitividad por la comida. El cachorro que sea menos hábil o veloz tendrá que buscar estrategías para conseguir su comida. Esta práctica, lejos de ayudar, estará fomentando la protección de recursos. 

Es habitual en casas donde viven varios perros que se ponga énfasis en la importancia de que puedan comer en el mismo espacio. La realidad es que esto tiene poco de natural para el perro. Si observamos canes callejeros o que están libres, suelen separarse del resto para comer. El momento de alimentarse debería estar rodeado de tranquilidad, no deberían estar pendientes de si hay otro perro que acaba antes y puede quitarles su comida. Mucho mejor que coman en espacios separados. 

Hay veces que el perro coge algo y cuando vamos hacia él o ella empieza a correr y saltar. En ocasiones puede ser juego, pero en otras muchas, esas “cabriolas” pueden ser señales para evitar el conflicto con nosotros pero diciéndonos que no quiere que nos acerquemos. Puedes comprobar si es juego fácilmente: aléjate unos pasos y quédate quieto. ¿Qué hace tu can? Si se acerca con el juguete u objeto, mirándote seguramente esté jugando. 

Este mito es realmente perjudicial. Es una forma muy brusca de molestar al perro mientras come y puede desencadenar en un problema grave de protección de recursos. El perro perderá la confianza y generará mucho estrés. 

Referencias
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