Cuando un perro rehúye a las personas durante los paseos o se esconde cuando llegan invitados, es fácil deducir que siente miedo. Comportamientos como gruñir o ladrar también pueden ser manifestaciones de este miedo y sin embargo, a menudo se confunden con agresividad.
Es fundamental entender los factores que influyen en estos comportamientos y aprender a acompañar a tu perro con empatía y ayudarle a través de una terapia adecuada
¿Mi perro tiene miedo a las personas o es su carácter?
Es crucial distinguir entre miedo y carácter o formas de ser. Un perro puede no disfrutar de la compañía de personas ajenas a su familia y esto no tiene por qué ser un problema.
El miedo, por otro lado, es una respuesta adaptativa que nos protege de peligros pero puede convertirse en una complicación si se presenta en situaciones seguras.
Un perro que teme a las personas sufrirá altos niveles de estrés si se encuentra con ellas a diario. Este miedo, que ya no es adaptativo, afecta la calidad de vida tanto del perro como del tutor y debe ser tratado para mejorar la situación.
Comportamientos:
Miedo
- Muestra señales de miedo y estrés.
- Ladra sin motivo aparente.
- Gruñe cuando una persona se acerca.
- Huye ante la aproximación de alguien.
- En presencia de personas emite respuestas generalizadas de evitación.
- En el paseo, intenta tomar distancia o se bloquea para evitar a las personas.
- Ante la llegada de un invitado a casa labrará, se esconderá, buscará estar en otros espacios o intentará “echar” a esa persona.
Carácter
- Puede evitar la interacción pero está relajado en presencia de personas.
- Si alguien se aproxima o pretende acariciarle (de una forma correcta) se distancia o emite señales para que pare y luego se recupera rápido.
- En el paseo, si no puede tomar distancia, pasará relativamente tranquilo junto al desconocido.
- Ante la llegada de invitados a casa puede permanecer tranquilo o ir a evaluar a la persona y después relajarse.
¿Por qué algunos perros tienen miedo a las personas?
Comprender el origen del miedo puede ayudar en la terapia, aunque generalmente hay múltiples causas interconectadas.
- Trauma. Un perro puede haber experimentado uno o más eventos traumáticos asociados a seres humanos.
El miedo puede desarrollarse hacia personas que se parecen a aquellas involucradas en el trauma o generalizarse hacia todos los humanos.
Una señal de trauma es un miedo específico (por ejemplo, a “hombres de baja estatura, con barba y abrigo”). La duración y la intensidad del trauma influyen en la rehabilitación: no es lo mismo un perro que ha sufrido maltrato continuo durante años que uno que se asustó por un incidente aislado, como un ruido fuerte. Ahí la rehabilitación suele ser más rápida.
- Déficits en la socialización. Ya sea por falta de exposición a personas, porque las experiencias no han sido adecuadas o porque no ha podido asentar la información de forma correcta, los problemas en esta etapa de desarrollo pueden llevar a un perro a sentir ese miedo.
- Predisposición al miedo. Algunos factores pueden hacer que aumente la probabilidad de que aparezca el miedo:
- Herencia paterna del miedo: algunos estudios en otros animales han demostrado que es posible heredar del padre el miedo a algo en concreto. Aunque no hay estudios específicos en perros, se ha observado un patrón similar.
- Malas condiciones de vida de la madre: pueden impactar directamente en el desarrollo del cachorro, aumentando su predisposición a la inseguridad.
- Condiciones de nacimiento y bienestar: cachorros criados en granjas de perros, perreras o rehalas, donde no se satisfacen sus necesidades básicas, como una buena alimentación, temperaturas adecuadas o correcta higiene de las instalaciones, tienden a desarrollar miedos debido a estas carencias.
- Salud. A menudo los perros muestran signos de miedo porque no se encuentran bien. Muchos de los “problemas de comportamiento” en realidad tienen una base clínica, desde trastornos gastrointestinales a problemas musculoesqueléticos.
¿Cómo ayudo a mi perro si tiene miedo a las personas?
Ponerse en sus patas es esencial. Independientemente de cómo manifieste su miedo, tu can no es agresivo, tiene miedo y lo está pasando mal.
- Lo primero que deberías hacer es una revisión veterinaria que valore posibles problemas de salud. Una vez descartados estos, contacta con un educador canino o etólogo que te ayude a entender y tratar el miedo de tu compañero.
- En la medida de lo posible, evita las situaciones que le den miedo. Así la terapia será mucho más efectiva. Puedes intentar salir a horas en las que haya menos gente, cruzar de acera para evitar toparte con otras personas…
- Cuando un perro tiene miedo a las personas es habitual que viva situaciones estresantes. Es recomendable aplicar una terapia de reducción de estrés.
- Es útil aprender a identificar las señales que indican que tu perro siente miedo.
- Busca mantenerte dentro de la ventana de tolerancia emocional, es decir, que se sienta bien y no sobrepasado. Por ejemplo, podéis quedaros observando a personas a una distancia en la no muestre señales de miedo.
- Protege a tu perro. Es habitual que la gente quiera ayudarle. Sin embargo, esto suele hacerse a través de caricias, hablarle, darle comida… y puede hacer el efecto contrario, inundar al perro y aumentar el problema.
- En algunos casos es recomendable, con el apoyo de un profesional, realizar ejercicios de desensibilización y/o contracondicionamiento para ayudarle a cambiar su percepción de la personas.
- Paciencia y progresividad: Avanza lentamente en la terapia para no arriesgar el progreso.
- Propicia descanso abundante y de calidad. Le ayudará a reducir sus niveles de estrés y favorecerá su aprendizaje.
- Aprende a manejar la correa de forma correcta. No sólo afecta a la seguridad, también puede favorecer que el perro se sienta cómodo o añadir más estrés a la situación. En la medida de lo posible deben evitarse correas de menos de dos metros y procurar que vaya sin tensión.
- Ayúdale a empoderarse. Hay muchas formas de que gane habilidades y confianza en sí mismo así como de mejorar su capacidad de crear nuevas estrategias ante las situaciones novedosas o conflictivas.
- Aceptación. No se trata de dar por sentado que tu can es así, tiene una dificultad, como cualquier individuo. Tendemos a magnificar lo que nos afecta a nosotros sin ver que el resto del mundo también convive con dificultades. Se trata de que le ayudes a que su vida sea lo más feliz posible, ni más ni menos.
- No pierdas el foco. El trabajo para ayudar a tu perro es importante pero aún lo es más que disfrutéis de vuestra vida juntos, esa es la prioridad. Busca actividades donde podáis disfrutar juntos sin tensiones ni miedos.
Qué no hacer si tu perro tiene miedo
Es probable que recibas muchos consejos de “adiestradores de parque”, vecinos y amigos, e incluso de algunos profesionales desactualizados. También encontrarás información en redes sociales, internet o programas de televisión. Muchas de estas recomendaciones pueden ser contraproducentes. Algunas cosas qué no debes hacer:
- Usar castigos o correcciones. Sólo agravarán el problema y dañarán el vínculo con tu perro. Eres su referente de seguridad y debe poder confiar en ti. Tu perro no está “portándose mal”; simplemente se siente en peligro y reacciona instintivamente para protegerse.
- Forzarle a interactuar con gente. Lejos de ayudar hará que se sienta aún más fuera de control y atrapado, así que sólo le quedará la opción de enfrentarse.
- Ignorarle. Es falso que hacer caso a un perro cuando tiene miedo refuerce ese miedo. Ignorar a tu perro en una situación así puede hacer que se sienta abandonado y desprotegido. Tu apoyo y presencia son cruciales para ayudarle a superar su miedo.
Recomendaciones si convives con un perro con miedo a las personas
Ayudar a un perro con miedo a las personas requiere empatía, paciencia y el enfoque adecuado. Es fundamental evitar forzar interacciones, reconocer y respetar las señales de miedo, y utilizar técnicas actualizadas y amables para cambiar gradualmente su percepción sobre las personas.
Mantener un entorno tranquilo y reducir el estrés son claves para la efectividad de la terapia. Además, buscar la ayuda de buenos educadores caninos o etólogos es fundamental para obtener las herramientas y estrategias necesarias para abordar el miedo de manera segura y efectiva.
Es recomendable fomentar su confianza. Al comprender que el perro no está “portándose mal”, sino que reacciona así por temor, se puede mejorar significativamente su calidad de vida y fortalecer el vínculo con su tutor o tutora, priorizando siempre el bienestar del perro y disfrutando juntos de actividades sin tensiones ni miedos.
Mitos
Las emociones no se refuerzan ni se castigan, un perro que lo está pasando mal necesita el apoyo de su persona. Hay perros a los que les vendrá bien que les hablemos, otros que preferirán el contacto físico y otros que solo necesitarán que estemos presentes, pero jamás ignorarles, eso sólo romperá el vínculo y aumentará el miedo.
Rara vez ocurre esto. Lo habitual es que a base de cruzarse en el día a día con personas, el miedo vaya aumentando y las respuestas del perro sean cada vez más agudas. Por ejemplo, un perro que empieza girándose para escapar, a base de ver que no puede hacerlo, es probable que comience a ladrar a la gente para apartarla.
Si bien es cierto que en ciertas razas esto ha sido seleccionado, la realidad es que en muchas de ellas se ha logrado a base de procrear con perros que ya mostraban inseguridad. También hay perros que pueden mostrar protección de recursos (que también tiene como base la inseguridad) con sus tutores. En todo caso, son dificultades que deben tratarse para mejorar la calidad del perro y su familia humana.
Aunque haya muchos casos en los que esto es así, el miedo puede tener múltiples causas. Es importante no caer en generalismos y abordar todas las posibilidades.