La llamada

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Cuando convivimos con un perro esperamos poder llevarlo suelto de vez en cuando, darle libertad para correr por el bosque, una playa o un parque. Tanto por su seguridad, como por la convivencia en sociedad y el respeto a los entornos naturales, es fundamental tener herramientas para poder tener cierto control sobre nuestro peludo

La llamada es una de estas herramientas. Se trata de una palabra, sonido o gesto que hacemos y ante la cual nuestro can acude a nosotros. 

¿Por qué es importante que mi perro acuda cuando le llamo?

En el paseo podemos encontrarnos con personas a las que los perros les dan miedo. También con perros que no disfruten de la compañía de otros canes. Dejar que tu perro se acerque no sólo es vulnerar los derechos de los demás si no que puede acabar en una mala experiencia para todos

También es fundamental para su seguridad: imagina, por ejemplo, que vas paseando y se acerca a una carretera. O que te encuentras con un grupo de cazadores, animales silvestres, ganado con mastines, perro sin personas controlando… Necesitas tener una forma de comunicarte con tu perro para avisarle que es mejor que venga junto a ti. 

¿Cómo entreno la llamada?

Por un lado tenemos la señal. Se trata de una palabra o sonido que nunca hayas usado con tu perro, preferiblemente algo corto y sonoro. Funciona muy bien “aquí”. 

Primero tendrás que hacer que ese sonido signifique algo: repite varias veces el sonido y a continuación dale algo que le guste de comer. 

Ten en cuenta que el tono influye, sonidos más agudos captan mejor la atención del can (y generan más excitación) mientras que los más suaves pasan más desapercibidos y transmiten más calma

Una vez digas la palabra y captes automáticamente su atención, tendrás que asociar esa palabra a cosas que a tu can le gusten. Por ejemplo:

  • La hora de la comida.
  • Enseñarle agua durante el paseo (si es acuático).
  • Hora de jugar.
  • Enseñarle una zona donde hay huellas u olores de otros animales.
  • Caricias si le gustan

Es fundamental que entrenes la llamada con una correa larga o en espacios seguros, que estén vallados, hasta que sea fiable. 

A lo largo del día intenta utilizar la palabra de vez en cuando y que siempre tenga unas consecuencias agradables. Sube la dificultad poco a poco: primero entrena en casa y en los paseos más tranquilos y luego empieza a hacerlo con distracciones (personas, otros perros, ganado…). Siempre de forma progresiva, de más fácil a más difícil. Al principio puedes pedirle a un familiar o amigo que te haga de distracción, pasando por ejemplo con la bici. 

¿Con entrenar la llamada es suficiente?

Para que un perro prefiera volver contigo, dándole igual lo que tenga delante, es fundamental tener un buen vínculo.

En el día a día tenemos que forjar una relación de complicidad con el can. Potenciar nuestra comunicación, ser fiables e interesantes para él o ella. 

Un perro no debe acudir a la llamada porque sea  obediente, sino porque realmente quiera hacerlo.  

Los perros que conviven hacen equipo en el paseo: están pendientes el uno del otro. Las personas, por el contrario, tendemos a ir atentos a nuestro móvil o metidos en nuestros pensamientos también cuando paseamos con nuestros perros.

Esta es una de las principales razones por las que un perro no acude cuando le llamas. El paseo debe ser cooperativo. Debemos ser un equipo en el que todos vayamos pendientes unos de los otros, de lo que vemos, de lo que nos encontramos. Puedes hacer un experimento: agáchate junto a un árbol y haz como que escarbas: seguramente tu can acuda con curiosidad a ver que has encontrado.

Errores típicos con la llamada

  • Utilizarla constantemente. La señal acabará perdiendo valor y dejará de ser importante para el perro.  
  • No reforzarla. Si me llamas por teléfono y cuando cojo no me dices nada, acabaré por no cogerte el teléfono. Reforzarla no quiere decir que siempre tengas que darle un trozo de comida, pero siempre tiene que haber algo interesante: juego, un río, una información valiosa para el perro, cariño…
  • No permitirle explorar en el día a día. Si no permites a tu perro tomar decisiones durante el paseo, irse por zonas de arbustos, salirse de los caminos…estarás generando una gran expectativa sobre lo que hay más allá de su visión. Muchos perros cuando tengan la oportunidad de alcanzar esa “libertad” evitarán a toda costa que les aten de nuevo. 
  • Usarla para situaciones para las que no está preparado. Si estás empezando a entrenarla no la utilices cuando tu can ve en la distancia a todos sus amigos, se progresiva y busca que siempre consigas el éxito. 
  • Usar su nombre o  la palabra “ven”. Decimos el nombre de nuestro can a lo largo del día para multitud de cosas, unas buenas y otras no tanto: darle mimos, bañarle, jugar, subir al coche para ir al veterinario. Por esto es mejor utilizar una palabra que no tenga asociación previa.
  • Llamarlo siempre para atarlo. Por mucho que le des un trozo de comida, si a continuación le atas, el perro asociará la llamada al fin de su momento de libertad. Realiza llamadas en las que después no le ates y juegues un poco por ejemplo.
  • Hablar en exceso sin aportar información. Si constantemente estamos diciéndole cosas al perro que no le aportan nada, nuestra voz acabará convirtiéndose en un ruido de fondo. 
  • Interrumpir una actividad con la que está disfrutando. Si el can está olfateando o dándose un baño en una charca (y no hay peligro), déjale que disfrute el momento. 
  • Necesidades básicas insatisfechas. Si el can no pasea lo suficiente, no tiene la actividad mental que requiere o no desarrolla aquellos comportamientos que le satisfacen como individuo (seguir rastros, escarbar, mordisquear…) será más difícil que acuda cuando sea necesario, estará intentando saciar dichas necesidades. 

Diferentes tipos de llamadas

La llamada no deja de ser una estrategia comunicativa, una forma de pedirle algo al perro ante una situación. Es útil usar diferentes llamadas con diferentes significados. 

Hasta ahora hemos hablado de la llamada principal. También podemos generar la llamada de emergencia: aparece un peligro y necesitas que tu can acuda rápidamente a tí. 

O la llamada en corta distancia, útil para captar la atención del perro. Por ejemplo, vamos por un camino y nuestro can está olfateando distraído mientras vemos aproximarse unas bicicletas. Con esta llamada podemos conseguir que nos preste atención para poder avisarle de que tenga cuidado. Solemos utilizar el sonido del beso porque es agudo y llamativo. 

Cuando hacemos cambios de dirección podemos utilizar una señal como decir “por aquí” para avisar a nuestro compañero. Es especialmente útil en perros muy jóvenes o perros senior que empiezan a tener achaques. Sin embargo, no debemos abusar de esta señal. Si hemos logrado conseguir un buen paseo en equipo, el can irá pendiente de nosotros y no hará falta decirle nada. 

Otros aspectos a tener en cuenta a la hora de llamar al perro

Debemos ser muy conscientes del individuo con el que convivimos. No será lo mismo pedirle que venga a un perro maduro, que ya ha experimentado mucho con el entorno, que a un adolescente que quiere comerse el mundo.

También la genética influye en este aspecto. Las razas pastoras han sido seleccionadas para estar más pendientes de los humanos con los que caminan. Sin embargo, ciertas razas tendrán más predisposición a irse en busca de rastros o ser más autónomos. Aunque tu can sea “mestizo”, tendrá ciertas tendencias genéticas de diferentes razas, tenlo en cuenta. 

Será más probable que un beagle salga disparado tras un rastro o que un husky se sienta muy cómodo a bastante distancia de ti. Mientras que un border collie o un pastor belga, seguramente estén más pendientes de ti. Aunque tu can puede ser la excepción, cada individuo es único

También la distancia de ti a la que tu can se siente seguro es importante. Es más probable que un border collie se ponga nervioso si te pierde de vista que un Husky. No quiere decir que determinadas razas no acudan a la llamada, sólo que quizás tengas que esforzarte más en que ese paseo sea en equipo. 

Conclusiones sobre la llamada en perros

Que tu perro acuda cuando le llamas es mucho más que enseñarle una señal. La fiabilidad dependerá del vínculo que tengas con el can y cómo sea vuestra convivencia. 

  • Enseña una señal, de forma progresiva y con consistencia. 
  • Procura que los paseos sean en equipo, deja el móvil en el bolsillo. 
  • Evitar cometer los errores típicos a la hora de llamar a tu perro
  • Asegúrate de que tenga todas sus necesidades satisfechas
  • Basa tu convivencia en el respeto, la empatía y la colaboración.
Referencias
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