Los paseos son importantes para el bienestar físico y emocional de los canes que están en una protectora. Proporcionan ejercicio, estimulación mental y oportunidades para socializar con el mundo exterior, reduciendo el estrés y aumentando sus probabilidades de adopción. La carencia de estos tiene consecuencias como el aumento del riesgo de estereotipias, problemas de salud y comportamientos problemáticos.
Aunque algunas protectoras tienen dificultades para ofrecer paseos por falta de personal o voluntarios, es crucial priorizar esta meta mediante estrategias de captación y gestión de voluntarios. Estos paseos satisfacen las necesidades del perro, diferenciándose de los paseos de trabajo que abordan la socialización en diferentes entornos o las dificultades en el comportamiento. Ambos tipos de paseos deben seguir protocolos claros para garantizar la seguridad y el bienestar de los perros y los voluntarios.
¿Por qué es importante que un perro pasee fuera de la protectora?
- A pesar de que los responsables y voluntarios hacen todo lo posible por el bienestar de los canes, la vida en protectora (sin familia, paseos limitados, cheniles…) no cubre todas sus necesidades básicas.
- Esas condiciones se suman a las “mochilas” emocionales que muchos perros traen, afectando negativamente a su estrés, socialización, habilidades comunicativas, percepción del mundo y salud.
- Los paseos en el exterior son un gran alivio: reducen el impacto del confinamiento, aportan ejercicio, estimulación mental y ayudan a mantener el equilibrio emocional.
- Un perro que no pasea fuera de la protectora tiende a desarrollar conductas repetitivas, estrés crónico y problemas de socialización, volviéndose más apático e introvertido.
- Por el contrario, los canes que salen a pasear regularmente se adaptan mejor al mundo, facilitando su futura adopción y enriqueciendo su día a día.
Consecuencias de no salir a pasear
Para entender la importancia de los paseos para los perros en una protectora, es crucial conocer las posibles consecuencias de su ausencia.
Salud física:
- Falta de actividad física: conduce al aumento de peso, creando un ciclo vicioso de menor actividad, mayor peso, menos energía y aún menos actividad.
- Problemas articulares y musculares: la falta de movimiento puede provocar rigidez y deterioro.
- Enfermedades cardiovasculares: el sedentarismo aumenta el riesgo de problemas cardíacos.
- Otras enfermedades: diabetes, enfermedades coronarias, problemas digestivos… la ausencia de paseos puede implicar gran cantidad de trastornos en la salud.
- Deficiencia de vitamina D: sin exposición al sol, los perros pueden sufrir de bajos niveles de esta vitamina, crucial para su salud general.
Bienestar emocional:
- Estrés crónico y estereotipias: la carencia de estímulos y novedades puede llevar a comportamientos repetitivos y una aceleración del desgaste cognitivo (envejecimiento precoz).
- Depresión y apatía: la monotonía y la falta de interacción y exploración pueden causar estos estados.
- Problemas de higiene: no poder realizar sus necesidades fuera de su espacio de descanso incrementa el estrés y dificulta la adquisición de hábitos higiénicos, especialmente en perros que siempre permanecen en cheniles. Aunque es difícil para las protectoras proporcionar suficientes paseos diarios, es importante intentar que los perros hagan la mayoría de sus necesidades fuera de sus cheniles o zonas de descanso.
- Sesgo negativo ante la novedad: es habitual que se produzca una pérdida del interés por explorar así como de la curiosidad. Esto afectará a cómo el can aprecia el mundo, pudiendo acabar mostrando nulo interés por la novedad o desconfianza e incluso miedo hacia esta.
Socialización y adaptación al nuevo hogar:
- Carencias en socialización: la falta de habituación a ver a otros perros (fuera de las instalaciones), personas, coches y estímulos diferentes puede hacer que cuando el perro sea adoptado y salga de las instalaciones muestre comportamientos de miedo hacia ellos, pudiendo llegar a reaccionar mal.
- Dificultad de adaptación: los canes pueden tener problemas para adaptarse a nuevos ambientes y gestionar nuevas experiencias. Pasar de no salir del entorno de la protectora a pasear tres veces al día por uno lleno de estímulos puede ser un cambio demasiado brusco para el perro.
- Empobrecimiento de las habilidades sociales: la comunicación entre perros y hacia personas se ve limitada, lo que puede llevar a la pérdida del uso del lenguaje canino o a una intensificación de las señales para “hacerse oír”..
Otros problemas:
- Frustración por barrera: limitar la interacción a que se haga a través de vallas (aun con la excepción de los perros habituales del patio común) puede llevar a comportamientos como ladridos excesivos, embestidas y persecución en valla.
- Estrés en los patios: pueden convertirse en lugares donde los perros ladran intensamente ante la aparición de cualquier persona y es más fácil que se produzcan fugas o conductas relacionadas con la liberación de estrés como morder objetos, conflictos entre canes o persecución en valla.
A pesar de las limitaciones que enfrentan las protectoras de animales en España, es crucial priorizar los paseos al exterior y establecer estrategias para implementarlos a corto o medio plazo.
Beneficios de pasear con los perros fuera de la protectora
No solo son una actividad física esencial, sino que también ofrecen múltiples beneficios que mejoran significativamente la calidad de vida de los canes y aumentan sus posibilidades de ser adoptados.
- Control del peso: los paseos regulares ayudan a mantener un peso adecuado, previniendo problemas de salud relacionados con la obesidad.
- Ejercicio físico: reduce los niveles de cortisol y aumenta la producción de hormonas del bienestar como la dopamina, serotonina y endorfinas.
- Estimulación mental: los paseos permiten que los canes exploren nuevos olores, vistas y sonidos, lo que enriquece su vida y reduce el aburrimiento.
- Oportunidad de socialización: la exposición a personas, otros perros, animales, vehículos y diversos estímulos así como nuevos entornos prepara a los perros para la vida fuera del refugio.
- Vínculos sociales: relacionarse con distintos paseadores facilita la formación de vínculos con las personas, lo cual es beneficioso para los procesos de adopción.
- Uso de correa y arnés: al pasear, se acostumbran a su uso lo que facilita su posterior su integración en un nuevo hogar.
- Observación de comportamiento: los paseos permiten a los voluntarios aprender más sobre el carácter, particularidades, miedos y preferencias de cada perro.
- Aumento de la probabilidad de adopción: canes menos estresados y más calmados tienen mayores probabilidades de ser adoptados.
- Beneficios para los voluntarios: los paseos con los perros afectan positivamente a su estado de ánimo y ayudan a reducir el estrés. Es una buena manera de que disfruten de una actividad y así se contrarreste el impacto emocional negativo que muchas veces tiene el colaborar con una protectora.
Estos beneficios no solo mejoran la calidad de vida de los canes mientras están en el centro de adopción, sino que también aumentan significativamente sus posibilidades de ser adoptados y de adaptarse exitosamente a un nuevo hogar.
Otras consideraciones
Algunas protectoras, por cuestiones de emplazamiento, no podrán realizar paseos exteriores. En algunos casos, si se cuenta con terreno suficiente, se podrá destinar una parte a preparar un espacio de paseo interior. Esto también será útil en casos de perros con grandes dificultades, con los que los primeros paseos deben hacerse en una zona especialmente segura. Si esto no es posible, habrá que hacer un mayor esfuerzo para enriquecer el día a día de los canes.
No deben utilizarse estos paseos para el trabajo de problemas de comportamiento, dificultades, educación o para “promocionar” a los canes. El objetivo es satisfacer necesidades. Además, es importante velar por su bienestar. Llevar a un perro a un entorno estresante, que le supera, sin tener en cuenta que pueda sacar un buen aprendizaje, con el fin de exponerle o recaudar fondos, no es una práctica recomendable.
A la hora de organizar y gestionar los paseos con los perros de la protectora, es imprescindible tener una estructura y establecer pautas claras tanto para los responsables de la protectora como para los voluntarios que acudan a pasear.
Además, hay que tener en cuenta todas las posibles complicaciones que puedan surgir para preparar previamente a los voluntarios. La seguridad, debe ser una prioridad.
Conclusiones
La gestión de una protectora a menudo se enfrenta a una tensión constante entre el bienestar de los perros, el rescate de nuevos canes y las limitaciones de recursos. Aunque no siempre es posible realizar cambios significativos, es crucial implementar pequeñas modificaciones que se alineen con los objetivos a largo plazo y mejoren gradualmente las condiciones generales.
Trabajar por la evolución y desarrollo de una protectora, ha de pasar por que se involucren personas concienciadas y tener una buena gestión del voluntariado.